La chirimoya

Esta es la historia. Una corporación americana, multimillonaria, inició la búsqueda de una cura para el cáncer y su investigación se centró en la Chirimoya.


Todas sus partes mostraron ser útiles: hojas, raíces, la pulpa y las semillas han sido usada durante siglos por los indígenas nativos en América del Sur, en el tratamiento de enfermedades del corazón, asma, artritis.


Ante las primeras evidencias, la mencionada compañía gastó ingentes sumas de dinero para probar las propiedades anti-cancerígenas del árbol y se asombró por los resultados. Parecía que se iba a convertir en la fuente de millonarias utilidades. Pero se encontraron con un obstáculo insalvable: el árbol de Graviola (Chirimoya) es completamente natural, razón por la cual no es patentable bajo la ley federal. No era posible obtener las jugosas utilidades que se esperaban de ella. No hay ninguna manera de hacer ganancias serias de él.


La compañía optó entonces por tratar de sintetizar dos de los ingredientes del potente anti- cancerígeno del árbol de la Chirimoya. Si ellos hubieran podido aislarlos, estarían en condiciones de patentarlo y ganar billones de dólares. Peros se encontraron con un muro infranqueable.


El original simplemente es imposible de reproducir. No había manera alguna para que la compañía mencionada pudiera protegerse comercialmente si divulgaba los resultados de sus investigaciones, sin obtener antes una patente exclusiva.


Como ese sueño se ha evaporado, la compañía archivó el proyecto y decidió abstenerse de publicar los resultados de su investigación.


Por suerte, un científico que participó en la investigación, cuya ética profesional no le permitiría cohonestar tal decisión, resolvió arriesgarse poniéndose en contacto con una firma dedicada a estudiar las plantas de la Amazonia y se hizo el milagro.


Cuando los investigadores del Instituto de Ciencias de la Salud se enteraron de las buenas nuevas, comenzaron a investigar la posibilidad de que la Chirimoya pudiera combatir el cáncer. La evidencia de su efectividad asombrosa y la forma como se pretendió encubrir esa verdad no se hicieron esperan, levantando una ola de indignación.


El Instituto Nacional del Cáncer realizó la primera investigación científica en 1976. Los resultados mostraron que las hojas de la Chirimoya y sus tallos son eficaces atacando y destruyendo las células malignas. Inexplicablemente, los resultados se recogieron en un informe confidencial y nunca fueron entregados a la opinión pública.


Desde entonces, la Chirimoya ha mostrado en 20 pruebas de laboratorio, independientes, que su poder anti-cancerígeno es muy potente , aunque todavía no se ha adelantado pruebas a ciegas (doble-ciego) que son las utilizadas por la ciencia médica como referencia para juzgar el valor de tratamiento, este se comenzó.


Un estudio de la Universidad Católica de Corea Sur publicado en el Periódico Natural Products ( Productos Naturales), declaró que un elemento, un químico de la Chirimoya(Guanábana) fue utilizado para matar las células de cáncer de colon de manera selectiva, con una potencia "10.000 superior a la Adriamicina normalmente usada."


La parte más significativa del estudio de la Universidad Católica de Corea afirma que la Chirimoya mostró ser selectiva al atacar las células del cáncer, mientras dejaba intactas las células sanas, al contrario de la quimioterapia tradicional que ataca, sin discriminación a las células en proceso de reproducción (como las de el estómago y el cabello), causando efectos colaterales a menudo devastadores como náuseas y la pérdida del pelo en los pacientes que la reciben.


Otro estudio reciente, de la Universidad de Purdue , Lafayette, Indiana, encontró que las hojas del árbol de Chirimoya matan las células de seis tipos de cáncer, en especial de la próstata, el páncreas y los pulmones. Una verdad ocultada por más de siete años al fin ha sido revelada.